domingo, agosto 31, 2008

95 - Tachos

En un rato más me iré al estadio para ver el juego de Pumas contra Atlas. El fútbol ha sido por siempre mi deporte favorito, no es un hobbie, es un estilo de vida. He jugado en varios equipos y aún guardo los uniformes que usé en todos ellos (claro, con el número 5 en la dorsal). Recuerdo que el primer equipo al que presté mis servicios fue el equipo representativo de mi primaria, allá por la década de los 90s. Mi papá me llevaba los sábados temprano a los juegos, a veces a la cancha de la escuela o a canchas de otras primarias.

Al principio no teníamos uniforme y en los primeros juegos nos presentábamos a jugar con el short y playera de clase de deportes. Teníamos un equipo muy bueno, movíamos la bola como ningún otro y generalmente ganábamos por goleada. Buenos tiempos aquellos antes de que conociéramos el alcohol y las mujeres (ok, más alcohol que mujeres pero se entiende).

En alguno de aquellos partidos, la noche anterior había caído una tormenta terrible y la cancha era un chiquero a la hora del juego, era perfecto para barrerse y enlodarte a tus anchas. La mayoría de mis compañeros de equipo usaban tacos de fútbol, lo cual les ayudaba a evitar resbalones al realizar cambios de dirección o velocidad durante el juego. Sin embargo yo no traía tachos, traía mis lindos Panam azules, que en contacto con esa cancha, era como patinar sobre hielo. Por supuesto me pasé la mayor parte del juego en el suelo, era como caminar sobre mantequilla, no pude alcanzar ninguna bola ni dar bien un pase. Pero el momento culminante del día ocurrió cuando, intentando mandar un pase largo, resbalé cayendo de nalgas y uno de mis tenis salió volando por los aires. Era de esperarse que se escucharan risas entre los padres que iban a ver a sus hijos jugar.

Después de ese partido, mi papá me llevó al centro a las tiendas de zapatos. Vimos muchos modelos de tachos pero casi no había talla para niños. Al final, mi jefe me compró unos lindos zapatos negros con vivos en amarillo (¿o eran en verde?) con 13 tachos colocados ergonómicamente para el mejor desempeño del atleta, o eso decía la caja.

Luego de eso no volví a sufrir con canchas mojadas y mi primaria consiguió muchas medallas en los torneos locales donde competíamos. Por supuesto, unos meses después tuve que cambiar de tachos porque los otros ya no me quedaban, el problema de crecer.

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