viernes, septiembre 05, 2008

90 - Calaya

No sé bien si así se escribe esa palabra, es más, no sé si exista esa palabra. Cuando estábamos en la primaria se puso de moda darle calayas a las personas. La Calaya se refiere a un tipo de castigo corporal popular entre la población infantil donde, el castigador, realiza un movimiento vertical con la mano consiguiendo que la punta de la uña de uno de sus dedos roce alguna zona sensible del cuerpo del castigado (generalmente se aplica en las nalgas) creando una sensación de dolor y ardor en dicha zona.

Así que uno andaba por los pasillos de la escuela cuidándose de que no viniera algún cretino a darte una calaya, de la misma forma en que tú estabas obligado a darle una calaya al que vieras distraído. La primaria es un lugar peligroso y uno aprende a defenderse si no quiere sufrir.

Cierto día que estabamos esperando a la maestra nos encontrábamos fuera del salón echando relajo. El salón de 6° año estaba en el segundo piso y a la gente le gustaba arrimarse al barandal para ver desde las alturas el patio y la cancha de la escuela. Era normal encontrarte personas inclinadas sobre el barandal mirando hacia abajo, eran víctimas perfectas para darles calayas.

Ese día nos tocaba clase de deportes, por lo tanto todos andábamos de pants y no de pantalón (para los caballeros) y falda (para las damas) como en días normales. Voy saliendo del salón y me encuentro a varios empinados en el barandal, perfecta posición para darles sus calayas (más que hacerlo por gusto, era mi obligación). Me dirijo a la primera persona que tengo de frente y ¡¡ZAZ!! le aplico una buena calaya. Inmediatamente voltea la persona al recibir la agresión y cuál sería mi cara al darme cuenta que era una niña a quien le había pegado.

Por un momento me quedé tieso y pálido sin saber qué hacer, la burla del Sr Saotome y otros patanes no se hizo esperar, la cara de mi compañera (Diana creo que se llamaba) era entre sorpresa y odio. Tras ese momento de asombro inmediatamente supliqué perdón y piedad a la chica, lo que menos necesitaba era que fueran a acusarme.

Todo quedó en un "vas a ver con la Miss" que al final ni pasó nada. Es más, igual y le gustó, quien sabe.

1 comentario:

Makisue dijo...

No manches!!!!! Pues dale gracias a la chava que no te acusó, a lo mejor la traumaste de por vida!!!!!